Comencé a amar mi país cuando estuve en territorio extranjero por primera vez; cuando comencé a viajarlo, por los distintos pueblos y ciudades; cuando me interesó más su historia y empecé a hablar con desconocidos; cuando mi piel cambió de color una y otra vez y me sentí orgullosa. Comencé a amarlo porque me desconcierta y me emociona cada día, porque el surrealismo mexicano vive en cada rincón y en cada persona, y no se puede explicar.
♪