"Hay mucha gente que vive una vida que no es la suya, que intenta que su vida sea parecida a lo que se supone es el éxito, el triunfo social y profesional, víctimas de su propia vanidad y de la vanidad de los otros que los rodean. En esa vida deja de lado cosas importantes y cuando quiere reaccionar, a veces, es demasiado tarde.
Personas que detrás de un escenario de éxito rutilante, cinco dígitos en la nómina de cada mes, muchos vuelos, muchas videoconferencias, muchos celulares de última generación y mucho traje a medida, no hay nada más, una vida vacía: la de alguien que cuando se acuesta y va despojándose de tanto artificio (aparca el Cayenne en su plaza de garage, desconecta la alarma e introduce órdenes a la central domótica, deja el maletín y el portátil en el salón minimalista de su casa de 600 m2, se quita el Patek Phillipe y lo deja en la mesita de noche de diseño italiano, pone en carga el iPhone, se quita el traje de 3.000 euros y los gemelos de oro, etc.) se mete en la cama siendo tan sólo un hombre vacío, o relleno de aserrín o hueco (Un "hollow man", que diría T. S. Eliot)." En palabras de Daniel Tirado.