16.5.22

Esa ansiedad

 Estábamos platicando y se acercó mi gato Mishi pidiendo de comer. Jan comía fruta y le dio un pedacito para que lo probara. Esos segundos entre darle un trozo de fruta y Mishi abriendo la boca, para mí significaron una tortura. Comencé a imaginar que ese pequeño trozo se le atoraba en la garganta, que comenzaría a toser, pensé en qué haríamos sin dinero en efectivo, en dónde encontraría un veterinario cerca de esta nueva casa y en cuánto tiempo llegaríamos. Mis pensamientos se detuvieron cuando Mishi se lamió los bigotes e insistió por más. 

Mi mamá siempre me avisa cuando sale tarde del trabajo o cuando visita a su novio, lo hace para que sepa dónde está, porque como sabemos, en latinoamérica y sobre todo en México, los últimos años han habido muchas desapariciones y el ambiente constante es de inseguridad, así que entre nosotros nos cuidamos. Cuando mi mamá tarda un poco más de lo normal, comienzo a revisar en redes sociales si hubo algún accidente, reviso las cuentas del metro por cualquier cosa que haya pasado, le llamo por teléfono y si no contesta, pienso en qué haría si no llega, a quién debería de avisarle... Mi mente es esta rumiación de pensamientos en esos pocos minutos que mi mamá tarda en contestar. 

Son dos ejemplos cotidianos de uno de los síntomas de mi trastorno de ansiedad generalizada. Desde que tuve ese ataque de pánico, comencé a informarme más sobre los síntomas y a entender lo que me sucede, y eso me ha ayudado a detenerlos un poco. Antes solía irme en espiral con esos pensamientos y muchas veces terminaba llorando, porque imaginaba situaciones catastróficas. Ahora sólo doy un respiro. Sin embargo, lo que produce eso en mi cuerpo es inevitable, porque mi corazón late fuerte, me duele la cabeza, y claramente mi cuerpo reacciona como si eso realmente estuviera sucediendo, así que el cortisol sube y boom. Imagina vivir así todos los días, pensando prácticamente lo peor de todo. Ha sido una pesadilla. Esto provoca que quiera controlar todas las situaciones, porque teniendo todo bajo control hay menos pensamientos horribles, pero sabemos que esto es imposible, porque la vida es impredecible. Así que muchas personas perciben que quiero controlar para tener poder sobre ellas, pero en realidad es para tener calma en mi mente. ¿Qué sucede cuando todo está fuera de control? La frustración. Y así, si no aprendemos, se va convirtiendo en un círculo vicioso. Afortunadamente no he vuelto a tener una situación de pánico como la primera, pero el miedo a sentirla de nuevo es constante, He tenido subidas y bajadas en todos estos años y es totalmente normal. Me encanta saber lo que pasa con mi cuerpo y mi mente, porque así tengo más herramientas para ayudarme. Es un proceso constante de sanación. 

Como he dicho antes, son unos ejemplos, pero hay muchísimos más síntomas de el trastorno de ansiedad generalizada. Algunas personas pueden tener más dolores físicos, otros no tanto. Y no hay que confundir "sentirse ansioso" con este trastorno, porque todos hemos tenido "nervios" alguna vez, o hemos tenido miedo, pero no es un gran problema que afecte nuestras vidas, son sensaciones pasajeras en determinadas situaciones. Lamentablemente en los últimos años se ha confundido el término y creo que se ha manejado mal, así que es bueno notar la diferencia. Poco a poco estaré escribiendo más al respecto. Por lo pronto, sólo quería contar estas situaciones cotidianas. 





No hay comentarios.:

Publicar un comentario