9.10.14

Islas Marietas

Desde hace muchos años tenía la intención de conocer este lugar, pero me había quedado sólo en ese punto de curiosidad. Fue hasta julio de éste año (2014) que mi deseo se concedió, aun si saber nadar.


El tour lo conseguimos en una pequeña oficina en la zona romántica de Puerto Vallarta. Hay varias agencias en todo el puerto, así que mi única recomendación es reservar con varios días de anticipación, sobre todo si viajan en temporada alta / vacacional. El único temor que tenía era el de no saber nadar, por increíble que parezca, no se nadar. Estuve preguntando si había algún inconveniente, ya que para entrar a la famosa isla es únicamente nadando. Me dijeron en la agencia que hay personas que ayudan a quienes no saben. No confié en lo que me decían, pero igual me arriesgué.


Llegamos puntuales a nuestra cita, en la terminal marítima. Antes de abordar nos dieron una breve explicación de lo que sucedería durante el viaje. Lo que me temía era cierto, por ningún motivo podías ir a la playa si no sabías nadar, porque nadie más te ayudaría, no habían kayaks, lanchitas, nada. Mi pánico obviamente fue mayor, pero ya estaba ahí, así que no quedaba más que disfrutar de lo que se podía. 

Fue un trayecto largo hasta llegar a las islas, pero la vista durante esas horas es incomparable. Como ya había contado, estaba un poco nublado y nos estaban avisando que a veces por la marea no se puede nadar hacia la playa. Pensé algo así "¡Tanto para nada!" y a penas acababa la frase en mi mente cuando anuncian que estábamos por llegar y que era buen momento para entrar. Nos apresuraron para colocarnos los chalecos salvavidas y nos indicaron que diéramos un salto y pum, seguir nadando. 

Nef me ayudó en todo momento, porque tuve mucho miedo, ya no quería ir. La distancia de la embarcación hacia la cueva era demasiada, la profundidad en ese punto era mucho más de lo que había imaginado, algunos decían 80 metros, otros decían que eran más. Y nadando era como atrevesar dos campos de fútbol. Créanme, eso es demasiado para mi. Caminé hacia la orilla, tenía toda una fila de personas detrás de mi, esperando a que saltara como todos felizmente lo hacían. Nef me dio la mano y me dijo que no lo soltara, así que contó, uno, dos, tres y saltó. Yo no brinqué, me solté de su mano y prácticamente me senté en la orilla para dar un mini salto. Una vez en el agua, sin sentir nada debajo de mi y con el agua hasta la boca, sólo atiné a mover mis pies y brazos como perrito hasta encontrar la mano de Nef. Me regañó un poco por haberme soltado y después me dio instrucciones precisas de cómo patalear. Teníamos que llegar muy rápido.

Evidentemente yo estaba muy espantada, porque sentía impotencia de no poder moverme libremente, de estar cuidando mis ojos por el lente de contacto, y también me cuidaba de no chocar con las demás personas. La corriente iba a nuestro favor y eso facilitó todo, porque las olas me impulsaban y yo ya me sentía Phelps nadando con una mano. Aunque la realidad era que tanto Nef como la ola me empujaban y yo pataleaba rápidamente. Me solté en varias ocasiones y era increíble. 

El problema mayor vino cuando nos acercábamos a la cueva, algunas personas estaban saliendo y la entrada es muy estrecha, así que entre más nadábamos la corriente nos regresaba al mismo punto. No nos coordinamos y de pronto eramos sardinas atrapadas, unos queriendo salir y otros queriendo entrar. Más de 100 personas haciendo todo eso al mismo tiempo. ¿Cómo explicarlo mejor? ¿Han subido al metro en hora pico? Pues era algo parecido, sólo que sin piso y con la corriente que va y viene. Llegó el punto en que todos gritaban, nos sosteníamos de chalecos ajenos y eso que ni siquiera habíamos podido entrar a la cueva. 

Al entrar a la famosa cueva tuvimos que ser fuertes, porque no hay mucha luz y no podíamos sostenernos más que del techo. El agua llegaba a mi boca y el techo estaba a unos centímetros de mi cabeza, tomando en cuenta el oleaje por tantas personas, fácilmente pude haber llorado de angustia. Conforme avanzamos ya se podían ver a los peces alrededor de mis piernas, el agua totalmente clara y pude ver arena, aun no la alcanzaba, pero al menos ya me sentía más segura. Avanzamos más y de pronto se abrió todo, había mucha luz y yo luchaba con las olas para llegar a la orilla de la playa. ¡Todo había valido la pena! ¡Absolutamente todo el miedo se había ido! 


Las siguientes dos fotografías fueron tomadas por el fotógrafo Miguel Naranjo, quien tiene el privilegio de vivir cerca de éste famoso lugar :)  Es sólo para que se den una idea de lo que pude ver al entrar.




Lo primero que hice fue tirarme en la arena y ver el cielo. Si, deseaba una cámara de fotos, pero aun no tengo el equipo necesario y por ser primera vez decidí que fuera una aventura para vivirla y disfrutarla sin preocupaciones de las mejores tomas. Cabe aclarar que también fue una excelente decisión, porque ni siquiera podía aguantarme con el chaleco.

Muchas personas visitaron las cuevas aledañas, pero nosotros decidimos quedarnos en el mismo punto. Había que guardar energías y fuerza para el regreso. Así que sólo contemplé el escenario, no podía creer que fuera tan bello y que yo estuviera ahí mismo. Fue muy emocionante, ninguna fotografía podrá describir realmente lo que vi y sentí. 

Después de unos minutos, ya que no se puede quedar más tiempo en la playa, tuvimos que partir. Ahora en pequeños grupos de 15 personas, para que no se hiciera la revolución en la cueva y todos llegáramos sanos y salvos. El punto ahora era que estaríamos nadando a contra corriente. Tuve un poco de miedo al estar dentro de la cueva, pero todo salió mejor que al entrar. El problema fue al salir y tener que nadar sin ayuda de las olas, cada vez veía más cansado a Nef y me preocupé. Estuve a punto de pedir ayuda a alguien más, pero él me insistió en que estaba bien, así que me siguió empujando. Yo también estaba muy cansada y veía muy lejano el barco, tenía sed y sentía que no servía de nada patalear, pero lo logramos y llegamos a la escalera. Sucedió algo muy gracioso, porque estando agarrada de la escalera, no podía subir, no se que sucedió que no alcanzaba y me resbalaba y me daba miedo hundirme, nadie podía ayudarme, así que me impulsé y salí victoriosa. 

Llegué por una toalla y con una sonrisa enorme. Tomé la cámara y comencé a tomar un par de fotos. Sólo esperamos a las demás personas para poder seguir con el recorrido. Nos llevarían a "La nopalera" una playa a la que se puede llegar en lancha y no teníamos que entrar nadando. Igualmente desierta y bella, arena fina. Las últimas fotografías son de éste lugar. Un escenario de ensueño. El mar siempre es la opción, por eso hago todo lo que puedo por regresar a él. Estuvimos más tiempo que la primera playa, pero ya deseábamos volver a la embarcación ¡Moríamos de hambre! Así que en la primera lancha regresamos y a penas vimos la comida nos atascamos un poco jajaja. Teníamos que prepararnos para el camino de regreso. Entre tequila y el sonido de las olas regresamos hasta tierra firme. ¿Lo repetiré? ¡Claro! Y ésta vez llevaré cámara acuática, aunque sea de juguete ;)




Mis breves recomendaciones:

1. Si no saben nadar, aprendan pronto, porque la experiencia es mucho más placentera si se mueven como pez en el agua. 
2. Compren una cámara acuática o sean atrevidos y pongan a prueba ese celular poderoso que dice que puede contra todo. 
3. Vayan en la temporada de invierno, podrán ver tortugas como me tocó y delfines, pero también pueden tener la oportunidad de ver ballenas. 
4. ¡Invítenme! 


Costo del tour: En 2014: $900 pesos mexicanos por persona. Incluye desayuno, traslado, comida y barra libre durante el regreso del viaje. 
(El costo por la excusión a Las Islas Marietas en 2024 es de $1,500.00 MXN en adelante, depende de la agencia de viajes o la touroperadora.) 



UPDATE: El día de hoy 14 de Abril 2016 se ha anunciado que la entrada a la Playa Escondida o Playa del Amor se cerrará el próximo 9 de Mayo 2016, debido a la afectación de estructuras de coral, así como por la contaminación por desechos sólidos e hidrocarburos. 

Es una verdadera lástima que suceda ésto y espero, realmente espero que sirva para hacer conciencia de lo frágil que son éstos bellos lugares. Tenemos que ser MUY cuidadosos para seguir disfrutándolos. POR FAVOR, sé responsable y como amante de la naturaleza, respeta cada lugar. 


UPDATE 2: Después de tres meses de trabajos de rehabilitación, se decidió volver abrir el acceso, a partir del 31 de agosto de 2016, sin embargo éste será controlado para evitar que vuelva a ocurrir dicho problema.

Para entrar se deberá hacer en grupos de 15 personas y solo podrán permanecer 30 minutos, además, diariamente solo podrán entrar hasta 116 personas, ¡antes entraban hasta 3 mil personas al día!

También estará prohibido bucear en la zona, así como el uso de aletas y visores. Y el acceso a la playa solo será de miércoles a domingo.



6 comentarios:

  1. wooow yo voy cada año a Vallarta pero todavía no he podido ir a las Islas Marieta... gracias por tu post! seguro en el siguiente viaje si hago el tour!

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  2. que hermosas son las islas y cuanto cuesta?

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  3. Hola, me puedes pasar el dato de la agencia con la que realizaste el recorrido? Pensamos ir este domingo antes de que sea demasiado tarde :(

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  4. ¡Hola Unknown! Te recomiendo llamar a esta agencia: http://www.vallarta-adventures.com/es

    Compré distintos tours en una agencia pequeña: Tenían un local sobre el malecón de Puerto Vallarta esquina con calle Agustín Rodríguez, justo a lado de una paletería, es muy fácil de llegar, pero lamentablemente no tengo teléfono. Al parecer eran intermediarios, varían por el precio, pero debido a la situación de Las Marietas, seguro los lugares y boletos volarán.

    Espero puedas conocer el lugar, son 20 minutos por mucho en la playa. :)

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  5. No se nadar nada crees q no deba ir quiero conocer pero tengo miedo tambien

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  6. Hola, Susana. Te recomiendo ir con alguien de confianza que sepa nadar muy bien, de ésta forma podrá ayudarte. En caso de que no haya nadie cerca, sería un poco peligroso. Más vale prevenir :)

    ¡Saludos!

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