7.5.07

Spencer Tunick en el zócalo... ¡Lo hice!

A las 3:00 a.m sonó el despertador, "15 minutos más" pensé—, pero ya no pude dormir. Escuchaba patrullas, había mucho movimiento en la calle. 3:50 a.m y estábamos listos, dudaba en llevar mi cámara, no tenía ni idea en cómo se organizarían, y ¿qué tal si me la roban?, así que con todas mis ganas, la dejé en la cama.

Salimos tomados de la mano, dos policías ya estaban afuera del hotel, "tienen que dar vuelta más allá, aquí no hay paso". Caminamos dos calles más, nos encontramos a varias personas, una decena tal vez. Llegamos a la calle 20 de noviembre, parecía de día porque habían muchísimos automóviles, taxis que iban y venían; dos chicos descalzos frente a nosotros; una pareja de señores en pijama, todos se veían ansiosos, nerviosos.

La calle 16 de Septiembre, totalmente llena. Cientos de personas, tres o cuatro filas que no sabíamos a dónde iban, nos formamos 10 minutos más o menos, avanzaba. Vuelta en calle Madero y desaparece la fila, hay una multitud de personas queriendo entrar, "Hagan una fila" decía una chica por el altavoz, no nos podíamos ni mover, avanzamos una calle, la entrada estaba a unos pasos. Contra la pared, "No empujen, fórmense" decía una chica pensando que su fila era la única, con empujones entramos. El staff a penas y revisaba tu forma (la hoja de registro), verificaban la firma y gritaban "caminen rápido".

Cuando entramos a la plancha del zócalo no sé cuantas personas ya estaban esperando, unos cientos, miles tal vez. Las 5:08 a.m, sentados frente al Hotel Majestic. Aquí, aquí. —le dije a Carlos— Estamos justo en medio, frente al balcón. 
Sentada, parada, de lado, platicando, escuchando, bromeando, viendo la luna, así esperábamos entre goyas y gritos a una chica que estaba en el balcón "que se encuere la güera, que se encuere".

"Conozcan a sus vecinos, pregunten por qué están aquí", así nos dijo Spencer minutos antes, él estaba detrás de nosotros, sobre una escalera y dándonos instrucciones; todos ya estábamos con euforia, el helicóptero daba vueltas, cientos de flash del edificio de lado derecho, ahí estaban periodistas y fotógrafos. Casi amanecía. Cinco o diez minutos después, Spencer Tunick salió desde el Majestic y dio conteo: "¡Uno, dos... treees!" y "¡Aaaaahhhhh!", aplausos y con mucha prisa, era la hora de quitarnos la ropa, justo las 7:00 a.m. Yo lo hacía de forma lenta, el viento estaba frío, fuera blusa, fuera brassiere, fuera pantalón, fuera pudor, fuera miedo, ¡fuera calzones! aaah, no dejé de sonreír. 

Nos besamos y de la mano caminamos hacia la explanada, teníamos que estar cada uno en cada cuadro/bloque del piso, 4 o 7 bloques y le dije "Aquí", de nuevo hasta enfrente. Un señor de más de 60 años estaba frente a mí, de lado izquierdo una chica que se cubría los senos, detrás un señor, de lado derecho Carlos. Todo era un gran murmullo, temblábamos de frío. Yo cerré los ojos y respiré profundo, dejé de temblar. Todo era tan natural, se llenó de magia y alegría el lugar.

La manta ya estaba puesta en el Hotel Majestic, la letra A y el dibujo de la posición que teníamos que hacer, todos reían y bromeaban, decían "Aaaaaaa" al momento de verla. Miles de "Shhh, shhhh, shhh" silenciándonos. Spencer se notaba desesperado, no se podían acomodar en la parte de atrás, "faltan cuadros por llenar", "cuatro pasos hacia atrás", "diez pasos más hacia atrás", a alguien le gritó que "moviera su gran culo". "Listo, tomen la posición, de pie viendo al hotel, los brazos a lado, vean la cabeza de la persona que tienen enfrente... sin sonrisas". Escuché los “tsssk, tsssk” de la cámara, minutos después terminó y de nuevo un gran murmullo. Una posición sorpresa, "saludando a la bandera", causó gracia, pero derechitos y saludando nos quedamos.


Segunda posición y la manta ya estaba sobre el edificio del hotel: acostados, viendo el cielo. Él indicaba "la cabeza hacia catedral", a penas me ponía en la posición cuando cambió de parecer, “La cabeza hacía Palacio, los pies hacia mí”. Frío, frío, parecía que bailaba acostada, no dejaba de temblar, veía las aves en el cielo que ya se pintaba de un azul muy intenso. "Un minuto de silencio" decía Tunick, después... silencio total.

¡Listo! nos paramos, esperando la indicación para la tercera posición, todos ya sabíamos que iba a ser difícil jajaja. "Hincados, viendo a catedral" tomando la famosa posición "fetal". Sentí el cabello de la chica de atrás sobre mis pies y todavía no me agachaba, sonreía por las bromas que hacían, respiré y mi cabeza ya estaba casi entre mis rodillas, me acomodé el cabello varias veces, me hacía cosquillas. Tardó mucho en tomar la foto, de nuevo las personas de atrás no se lograban acomodar. Spencer ya estaba enojado y desesperado, "Poourr favoour, si-len-cio, el momento se nos va, falta poco tiempo, por favor", estaba amaneciendo. "Apúrale cabrón, hace frío", "Ahora se están llevando las bolsas de ropa y nos están timando, cuando nos levantemos ya no habrá nada jajaja", más risa me dió su risa que lo que dijo. Y así, sólo escuchaba bromas y "tsssk, tsssk" de la cámara. ¡Al fin! Nos paramos rapidito, y caminamos hacia la calle 20 de noviembre.

¡Estaba feliz!, personas de todos colores, tamaños, edades, no importaba nada de eso. Muchos tatuajes, no faltó quien llevaba cámaras o celulares, dos chicas llevaban sandalias y francamente se veían ridículas, desnudas ¡pero con chanclas!, personas con collares enormes, vendadas, en silla de ruedas, ciegos, con muletas. Punks, fresas, viejos, "pobres", "ricos", todos iguales, nada de eso importaba, fuera miedos, fuera prejuicios.


Juntitos en 20 de Noviembre, debajo de un árbol, sobre la avenida, gritaban: "Voto por voto, casilla por casilla". No se escuchaban las indicaciones, los chicos de playera negra, que eran parte del staff, sólo decían: "Sobre la avenida, silencio". De pronto escuchamos que todos gritaban "manos arriba", "mano derecha", "mano izquierda", "dedo", risas. Terminó. Gritos y aplausos. Ahora no sabíamos a dónde ir, la tercera locación era sorpresa. Las personas empezaron a irse hacia las bolsas de ropa, frente al hotel Majestic, pero otros decían que teníamos que caminar hacia Palacio Nacional y al final supimos que sólo mujeres debían ir hacia Palacio. "Nos vemos en la ropa", me dijo Carlos.

Y ahí estaba yo, sola, en medio de miles de mujeres desnudas. Caminé y caminé, sólo escuchaba que gritaban "hacia catedral", "hacia el asta", también corearon "Sí al aborto", aplaudieron, gritaron, brincaron. Pasaron unos minutos y nadie sabía nada. Vi a muchas personas rodeándonos y vestidos, lo primero que pensé fue: "¡Noooo, dejaron pasar a las personas!”, me resigné con un "bueno, ya ni modo" y me reía a solas. Después me enteré que esas personas eran los hombres que ya habían terminado de posar, pero ya vestiditos. Muchas mujeres se quejaron y huyeron, "vámonos en grupos", "¡Qué poca madre del Spencer!", insultos y quejas, se sentían vulnerables, les dio miedo. Yo me sentía bien, muy bien, no pensaba moverme hasta que tomaran la foto. Y ellas, "las gritonas", me daban risa, se cubrían… ¡Qué tontería!

Cerca de la entrada al metro, ahí estaba Spencer Tunick, caminé hacía él, frente a Palacio. Estuve lo más cerca posible, después de más quejas por el acercamiento de los hombres, Tunick los corrió sutilmente para comenzar. Nos dio indicaciones "Recostadas de su lado derecho sobre el suelo, o sobre sus compañeras", "viendo hacia Palacio Nacional... No me den la cara, vean a Palacio o Catedral, pero no me den su cara, su cabello o pecho, pero no la cara". Me tocó estar en las caderas de una chica, y dos más estaban en mis caderas y en mis piernas, "cierren los ojos", pasó poco tiempo y había terminado. Volteé a ver a Spencer Tunick y ya no estaba. Caminé hacia el Hotel Majestic, ahí estaba mi ropa, ahí estaba Carlos, o al menos, eso esperaba jaja.

Escuché miles de aplausos, los hombres hicieron un "pasillo" para que nosotras "entráramos" hacia donde estaba la ropa. Muchas chicas los insultaban porque les tomaban fotos, pero yo no pensé en eso, pensé en que estaba terminando lo que tanto había esperado. No encontraba a Carlos, desnuda en medio de muchos hombres vestidos y cientos de bolsas en el piso, regresé la mirada y lo vi. Nos abrazamos, nos besamos y me vestí, con una gran sonrisa.

No se puede describir lo que sentí, lo que sintieron. El plus* de todo ésto fue que rompimos récord, entre 18 y 20 mil personas desnudas en el zócalo. Yo me he quedado con ganas de ir hoy, a una segunda sesión, sólo para mujeres de cabello largo y negro. Hasta hoy me enteré que fue en el museo Frida Kahlo, por la madrugada, trenzadas del cabello y con las cejas pintadas, otra vez desnudas. Ni modo, viví todo lo demás, y lo disfruté como nunca, como me dijeron, no cualquiera. ;)

*Tomé la foto al terminar la instalación. Tuve que correr al hotel por la cámara.


*Escrito el 7 de mayo del año 2007. Sobre la instalación de Spencer Tunick en la Ciudad de México a la que asistí con Carlos el 6 de mayo del mismo año.
*Fotografías de las fotos expuestas en el MUAC. 

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