8.5.17

Pueblo Mágico de Bacalar: primeras impresiones.


Tomé el autobús alrededor de las 6pm, así que me tocó ver el atardecer en el camino con Drexler de fondo "y que sea lo que sea". Fueron un par de horas introspectivas, como cada ruta en carretera que he tomado en mi vida. El autobús hizo una parada en la estación de Tulum y muchísimas personas bajaron. Parece que es la ruta obligada de todos. (Y quién iba a pensar que volvería varias veces más a ese lugar).

Llegué de noche a Bacalar y casi me quedo en el autobús, porque no, el autobús no se detiene en una central de autobuses, sino que se detiene sólo en medio de la carretera a lado de una caseta y el chofer grita que se ha llegado, si vas dormido y no escuchas, te quedas. Yo estaba viendo mi mapa y sabía que era ese lugar, así que pude alcanzar a escuchar el nombre y grité que bajaba, ya estaba avanzando el autobús, pero lo logré.

Cuando bajé, un poco atolondrada y con mis dos mochilas en brazos, vi a un chico descalzo del otro lado de la carretera haciéndome señas, no había nadie más alrededor. Era mi couchsurfer. Parece que él tenía la fiesta encima, pero me ayudó a cargar mis mochilas y fuimos a su casa. No voy a mentir, mi primera impresión de Bacalar no fue linda, porque eran calles oscuras y parecía que era un pueblo fantasma. El mapa marcaba que la casa de mi couchsurfer estaba a pocas calles de la laguna, así que me emocioné. Al día siguiente desperté con música electrónica que él había puesto y me bañé con agua fría. Mi CS me llevó a su lugar de trabajo que es en la laguna. Al caminar por las calles de Bacalar de día el ambiente seguía siendo de pueblo fantasma, pero de vez en cuando veía autos pasar y a algunas personas caminar o sentadas frente a la puerta de su casa. Pensé: Parece que la vida pasa lento en este lugar.

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Al llegar a su trabajo me dijo "aquí puedes quedarte todo el tiempo que quieras", mis ojos se iluminaron porque al final de un portón podía ver la laguna y también un pequeño camino que llevaba a una cabaña con hamacas y mecedoras. Pensé que mi mañana sería en este sitio, mojando mis pies en la laguna y escribiendo en mi libreta. La vida y sus planes fueron distintos. Sí, mojé mis pies, pero no escribí porque conocí a un niño de quince años que me contó su vida. Al inicio me dijo que no iba a la escuela y yo, como muchas personas, me alarmé un poco. Él vivió nueve años en Tailandia con su papá y al volver hace un año a México no pudo revalidar sus estudios, así que no hizo más que esperar y trabajar en el muelle, él es un guía y vendedor de tours en Bacalar. Me sorprendió mucho toda su historia y me ha hecho reafirmar que los conocimientos van de la mano con libros y práctica, sobre todo práctica, ya que ésto en ningún lugar te lo enseñan y es lo más importante para enfrentar la vida. Él me llevó a desayunar y a comer, y yo le invité la entrada al museo de El Fuerte de San Felipe Bacalar que es Patrimonio Histórico Nacional. Mi nuevo compañerito de viaje trabaja en "El Edén" y se llama Arturo, si van a Bacalar salúdenlo de mi parte, ojalá me recuerde. 

Por la mañana no se cumplió mi deseo de sentarme frente a la laguna y escribir, así que emprendí mi búsqueda de un lugar que me habían recomendado llamado "El ecológico", caminé toda la orilla de la laguna y un poco escondido vi el letrero que señalaba que ése era el lugar, sólo pagué quince pesos mexicanos y entré por un camino de tierra entre el mangle. Habían menos de diez personas, escogí una pequeña "isla", me tiré de panza y comencé a escribir. En este sitio la laguna se parece al mar de Holbox, no porque la laguna se vea inmensa, sino porque el nivel del agua es bajo y de color turquesa. La diferencia está en "la arena", obviamente en la laguna hay fango y cuando entré a refrescarme tuve miedo de pisar mal y caer más profundo. así que vayan con cuidado.


Al no conocer bien las calles del pueblo decidí irme temprano y el atardecer me tomó por sorpresa en el camino a casa de mi CS, pero me gustó tanto ver los colores en el cielo que seguí caminando. Había personas corriendo y haciendo ejercicio en la banqueta, habían algunos turistas un poco perdidos y yo buscaba el hotel-restaurante "Los Aluxes", es famoso por la gran cantidad de fotografías en instagram de sus columpios sobre el agua. Decidí cenar y tomar un café antes de irme. Mis vecinos de mesa no me permitieron disfrutar tanto del momento, pero al menos me había quitado la curiosidad por conocer el lugar. (Me miraron extraño desde que llegué sola al restaurante). Tomé un taxi y cuando llegué a la casa no había nadie, pero había una mochila extra que no estaba antes. Minutos después se despejó la incógnita, la mochila era de una chica de Alemania que también se quedaría en la casa. Y así se empezó a escribir una nueva aventura. 



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