31.7.17

Viajando sola por la Riviera Maya: Couchsurfing


Llegó el 15 de febrero y sin saber, comenzaba una de las aventuras más divertidas que he vivido, no sólo por la distancia recorrida y las personas que conocí, sino por lo importante que ha sido hasta ahora en mi vida. 

Como ya he contado, hice un voluntariado en Holbox y al terminar, me quedé un par de días más para disfrutar de la isla completamente. En Playa del Carmen, Bacalar, Mahahual y Tulum decidí utilizar únicamente couchsurfing como hospedaje. El viaje mochilero había comenzado.

Sí, couchsurfing fue la mejor decisión para un viaje mochilero y sin fechas establecidas para el regreso. (Ojo, para encontrar un couchsurfer se necesita anticipación, no es un hotel, sólo es una forma distinta de viajar). ¿Por qué lo elegí? Porque quería conocer a más personas, mi primera experiencia fue excelente y esta vez quería probar que podía ser igual o mejor viajando sola.

Después de Holbox, la segunda parada del viaje fue Playa del Carmen, pero sabía perfectamente que aquí no haría demasiado, estaría más tiempo mirando atardeceres, editando fotos y escribiendo. Tuve la fortuna de que mi amigo fotógrafo (a quien conocí hace años por medio de Flickr) y ahora couchsurfer, me alojara sin problema alguno, sobre todo cuando no éramos íntimos amigos. Fue una gran, gran ayuda. En este lugar tuve tiempo para planear más a detalle el viaje y poder acordar fechas con mis couchsurfers, también en este lugar decidí visitar Tulum, envié mi solicitud en CS y mi couchsurfer me aceptó a la primera. 

El tercer lugar fue Bacalar, lo decidí así porque iba a regresar a Holbox como despedida del viaje. La laguna de los siete colores es bellísima y me encantaría regresar por más tiempo y tal vez vivir la experiencia en algún hotel lindo. En esta ocasión vi la otra cara de Bacalar, las calles oscuras, las caminatas al atardecer de los corredores, el duro trabajo de las personas que viven del turismo y sí, es increíble el contraste que existe entre la laguna y el pueblo. Volveré. 


Mi cuarta parada en el viaje mochilero fue Mahahual, no puedo estar más feliz de haber elegido este lugar en esas fechas. Este pequeño pueblo es real y al mismo tiempo de fantasía que te sorprende con cada paso. Decidí comer rico, darme esos pequeños lujos de tirarme en la playa todo el día y estar sola, pero como sucede siempre, nunca estuve realmente sola. Conocí a personas muy interesantes y me dieron consejos que aún retumban en mis pensamientos.

Tulum fue el último lugar que visitaría sola completamente. Tuve mucha suerte con mi couchsurfer, porque él se encontraba de vacaciones, tiene una moto y le encanta mostrar Tulum a todas las personas. Me enamoré del lugar, a pesar de que el pueblo no está muy cerca de la playa, tiene un aire hippie y citadino que me encantó, y creo que también a muchas personas porque el pueblo está creciendo demasiado. Aquí pensé que terminaría la travesía sola.

En Cancún me reuní con uno de mis mejores amigos que iba de vacaciones a Holbox y quería que yo le mostrara la isla. (Si va y coincidimos, avísenme y los llevo a mis lugares favoritos). Así que el sexto punto del viaje fue mi paraíso: Holbox. Lo mostré como una madre presume a un hijo. No, los planes nunca salen exactamente como piensas, y sucedió un problema que me hizo volver a Tulum un par de días más, sin embargo todo fue perfecto.

Al volver del viaje, en abril, no sentí que era otra persona, sólo estaba con todo el ánimo del mundo, con todas las ganas de contar cada anécdota, quería decirles a todos que salieran, que conocieran, que viajar sola no es malo. No, yo no sentí que era otra persona, lo que sentí fue que me conocí mucho mejor y valoré mil veces más las cosas simples. No dejaba de pensar en cuándo volvería, en cómo sería mi vida sin el mar, sin la arena, sin el calor que odiaba y amaba al mismo tiempo. 

Lo repito, todo fue perfecto. Yo no tenía la menor idea, pero la vida me tenía más viajes de vuelta a este lugar. No deja de sorprenderme este efecto dominó que causé en mi vida hace unos meses. Al parecer, el viaje aún no termina. 






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